sábado, 17 de diciembre de 2016

Tierra le dieron una tarde horrible
del mes de julio, bajo el sol de fuego.

A un paso de la abierta sepultura,
había rosas de podridos pétalos,
entre geranios de áspera fragancia
y roja flor. El cielo
puro y azul. Corría
un aire fuerte y seco.

De los gruesos cordeles suspendido,
pesadamente, descender hicieron
el ataúd al fondo de la fosa
los dos sepultureros...

Y al reposar sonó con recio golpe,
solemne, en el silencio.

Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente serio.

Sobre la negra caja se rompían
los pesados terrones polvorientos...

El aire se llevaba
de la honda fosa el blanquecino aliento.

?Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa,
larga paz a tus huesos...

Definitivamente,
duerme un sueño tranquilo y verdadero

Antonio Machado

sábado, 19 de noviembre de 2016

Palabras...
 
José Saramago (1922-2010)

“Las palabras son buenas. Las palabras son malas. Las palabras ofenden. Las palabras piden disculpas. Las palabras queman. Las palabras acarician. Las palabras son dadas, cambiadas, ofrecidas, vendidas e inventadas. Las palabras están ausentes. Algunas palabras nos absorben, no nos dejan: son como garrapatas, vienen en los libros, los periódicos, en los mensajes publicitarios, en los rótulos de las películas, en las cartas y en los carteles. Las palabras aconsejan, sugieren, insinúan, conminan,, imponen,segregan, eliminan. Son melifluas o ácidas. El mundo gira sobre palabras lubrificadas con aceite de paciencia. Los cerebros están llenos de palabras que viven en paz y en armonía con sus contrarias y enemigas. Por eso la gente hace lo contrario de lo que piensa creyendo pensar lo que hace.
Hay muchas palabras.
Y están los discursos, que son palabras apoyadas unas en otras, en equilibrio inestable gracias a una sintaxis precaria hasta el broche final: “Gracias. He dicho”. Con discursos se conmemora, se inaugura, se abren y cierran sesiones, se lanzan cortinas de humo o se disponen colgaduras de terciopelo. Son brindis, oraciones, conferencias y coloquios. Por medio de los discursos se transmiten loores, agradecimientos, programas y fantasías. Y luego las palabras de los discursos aparecen puestas en papeles, pintadas en tinta de imprenta —y por esa vía entran en la inmortalidad del Verbo. Al lado de Sócrates, el presidente de la junta domina el discurso que abrió el grifo fontanero. Y fluyen las palabras, tan fluidas como el “precioso líquido”. Fluyen interminablemente, inundan el suelo, llegan hasta las rodillas, a la cintura, a los hombros, al cuello. Es el diluvio universal, un coro desarmado que brota de millares de bocas. La tierra sigue su camino envuelta en un clamor de locos, a gritos, a aullidos, envuelta también en un murmullo manso represado y conciliador. De todo hay en el orfeón: tenores y tenorinos, bajos cantantes, sopranos de do de pecho fácil, barítonos acolchados, contraltos de voz-sorpresa. En los intervalos se oye el punto. Y todo esto aturde a las estrellas y perturba las comunicaciones, como las tempestades solares.
Porque las palabras han dejado de comunicar. Cada palabra es dicha para que no se oiga otra. La palabra, hasta cuando no afirma, se afirma: la palabra es la hierba fresca y verde que cubre los dientes del pantano. La palabra no muestra. La palabra disfraza.
De ahí que resulte urgente mondar las palabras para que la siembra se convierta en cosecha. De ahí que las palabras sean instrumento de muerte o de salvación. De ahí que la palabra sólo valga lo que vale el silencio del acto.
Hay, también, el silencio. El silencio es, por definición, lo que no se oye. El silencio escucha, examina, observa, pesa y analiza. El silencio es fecundo. El silencio es la tierra negra y fértil, el humus del ser, la melodía callada bajo la luz solar. Caen sobre él las palabras. Todas las palabras. Las palabras buenas y las malas. El trigo y la cizaña. Pero sólo el trigo da pan..." 
Saramago, José - De este mundo y del otro, Ed.Ronsel, 208 pag., 1997

domingo, 11 de septiembre de 2016

miércoles, 31 de agosto de 2016

Familia...

 

martes, 9 de agosto de 2016

Considera...sin condescender...


Considera mi duelo...

No te pido que me des un trato especial.
 No estoy enferma, no tienes que alejarte de mí, solo te pido que
 consideres algunos aspectos, pues me ha sucedido lo peor que me pudo haber pasado.

Te pido que no tengas temor de pronunciar el nombre de mi hijo,
 ya que él vivió, vive aún en mí y es muy importante.
 Considera lo feliz que me siento de saber que tú también lo recuerdas y hablas de él.
 Me gusta saber que tú también lo tienes presente en sus cumpleaños y aniversarios.

Considera que pasaré tal vez en un mismo día por diferentes emociones.
 Puedo vibrar de alegría al recordar a mi hijo y puedo llorar después por su ausencia.
 Tal vez un día estaré feliz y otro día será desastrozo para mí.
 Te pido que me des espacio para ser libre con mis emociones,
 aún estoy trabajando en ellas.
 No me obligues a estar contenta si me ves retraída, porque estoy pensando en mi hijo.

Considera que lo que me ha pasado no tiene nombre.
 No lo compares a otra situación que te haya sucedido a ti.
 Perder un hijo no es igual a ninguna otra muerte o evento.
 Por favor, no hagas comparaciones.

Considera que a pesar de que estoy trabajando en trascender mi
 duelo y elaborar mis emociones, no sé cuánto tiempo pueda durar esto en mí.
 Aunque los profesionales digan que el duelo dura de uno a tres años,
 a veces pienso que pasarán muchos años para poder superar este trauma.
 Dame tiempo, no sé cuánto...

Por favor no me consueles con explicaciones teológicas ni religiosas,

Considera que mi cuerpo también me pasa la factura por este golpe emocional.
 Puedo ganar o perder peso, dormir mucho o no poder dormir.
 Tener raras dolencias y ser propensa a estar enferma.

Considera que hay momentos en que no me puedes hablar de problemas económicos, yo los conozco.
 Solo te pido que consideres el momento oportuno.

Por último, considera que tengo nuevos “anteojos” para ver la vida.
 No soy la misma.
 Jamás lo seré.
 Soy diferente, no soy como antes...."
Te pido que no tengas temor de pronunciar el nombre de mi hijo,
ya que él vivió, vive aún en mí y es muy importante.
Considera lo feliz que me siento de saber que tú también lo recuerdas y hablas de él.
Me gusta saber que tú también lo tienes presente en sus cumpleaños y aniversarios.
Considera que pasaré tal vez en un mismo día por diferentes emociones.
Puedo vibrar de alegría al recordar a mi hijo y puedo llorar después por su ausencia.
Tal vez un día estaré feliz y otro día será desastrozo para mí.
Te pido que me des espacio para ser libre con mis emociones,
aún estoy trabajando en ellas.
No me obligues a estar contenta si me ves retraída, porque estoy pensando en mi hijo.
Considera que lo que me ha pasado no tiene nombre.
No lo compares a otra situación que te haya sucedido a ti.
Perder un hijo no es igual a ninguna otra muerte o evento.
Por favor, no hagas comparaciones.
Considera que a pesar de que estoy trabajando en trascender mi
duelo y elaborar mis emociones, no sé cuánto tiempo pueda durar esto en mí.
Aunque los profesionales digan que el duelo dura de uno a tres años,
a veces pienso que pasarán muchos años para poder superar este trauma.
Dame tiempo, no sé cuánto...
Por favor no me consueles con explicaciones teológicas ni religiosas,
Considera que mi cuerpo también me pasa la factura por este golpe emocional.
Puedo ganar o perder peso, dormir mucho o no poder dormir.
Tener raras dolencias y ser propensa a estar enferma.
Considera que hay momentos en que no me puedes hablar de problemas económicos, yo los conozco.
Solo te pido que consideres el momento oportuno.
Por último, considera que tengo nuevos “anteojos” para ver la vida.
No soy la misma.
Jamás lo seré.
Soy diferente, no soy como antes...."

sábado, 9 de julio de 2016

 200 años...


lunes, 16 de mayo de 2016

FAMILIA...

domingo, 8 de mayo de 2016

 
Vida...
 
 
 
 

domingo, 27 de marzo de 2016

La Pascua...

 Significa...
 
Pascua significa paso. Das un paso, y hay Pascua. Tu propio paso, como el de Jesús, un paso humano, un paso divino. Podés elegir: Dar un paso al frente y ser valiente, sin miedo a decir "soy yo". Dar un paso al costado y correrte de un lugar de dolor, de castigo, de inferioridad. Dar un paso y alejarte del precipicio. Dar el paso de declarar la paz. Dar el paso de regresar a tu ser más original.
Pasar de largo cuando quieren hacerte enojar. Pasar y entrar, y sentirte como en casa. Dejar de andar de paso, y encontrar tu espacio. Asumir lo que te pasó. Dejar que se te pase. Dejar que vuelva a pasar. Dejar pasar y perdonar. Pedir perdón por lo que pasó. Pasar un buen momento, pasarla bien, y disfrutar sin ansiedad ni culpa. Dejar que te pase lo que nunca te pasa. No esperar que pase: hacer que pase. Pasar y no quedarte. Pasar y quedarte. Pasar un rato con alguien. Pasar la vida con alguien.
Repasar los pasos que diste, y volver a pasar. Pasar lo pisado y pisar lo pasado. Recorrer el salón de los pasos perdidos. Pasar revista de los pasos dados y por dar. Ensayar pasos de baile, y bailar con la mas fea, o con la mas linda. No pasártela quejándote. Pasar de la protesta a la propuesta. Pasar el ritual por lo vital. No pasarte de vueltas. Aceptar que todo pasa. No "estar de paso" por la vida: pasar y dejar huellas. Apurar el paso, o enlentecerlo. Seguirle el paso a la vida.
Acompañar a alguien en sus primeros pasos. O en sus últimos pasos. Crecer a pasos agigantados. O crecer pasito a pasito. Pero crecer igual. Pasar las mil y una. Y seguir pasando, a pesar de todo. Pagar el peaje y pasar, aunque cueste. Encontrar un pasadizo y salir. Sacar un pasaje y pasear. Hacer un pase de magia y desaparecer. O reaparecer. Hacer que se le pase a alguien el hambre, el frío, la tristeza. Dar un paso de fe, y caminar sobre el agua. Dar un paso de esperanza, y saber que habrá una mano extendida cuando dudemos.
Dar un paso de amor, y abrazarnos en el hogar. Pasar de la muerte a la vida. Resucitar. Pascua es paso. Elegí cuál vas a dar, y la Pascua será felicidad!!!
 

martes, 15 de marzo de 2016

miércoles, 17 de febrero de 2016

Mañana... a 39 años...



jueves, 4 de febrero de 2016

Interior...


A veces...


A veces, sentimos malestar pero no sabemos lo que nos pasa.
"Lo que nos pasa es que no sabemos lo que nos pasa. Por eso nos pasa lo que nos pasa"
decía Ortega y Gasset.
Para saber lo que nos pasa es necesario mirar dentro de nosotros mismos, comprendernos a nosotros mismos, hacernos íntimos con nosotros mismos, clarificar nuestras aspiraciones, simplificar nuestros deseos y encontrar el verdadero propósito de nuestra existencia.